Faltaron razones; sobraron motivos

Domingo frío, de dudas, de no dar nada por sabido, de preguntas que no hallan respuesta. Nunca hay certeza y siempre sigues en pie, esperando que pase algo que no ocurre y que llevas esperando desde hace mucho. Día y noche en el que terminas por aparecer de alguna forma… aunque haga todo lo posible para que no sea así. Sigo peleando conmigo misma cada segundo por aceptar lo evidente. Que me he acostumbrado a ello, pero no lo he aceptado del todo porque no puedo pensar que algo tan grande se fuera así. Siempre sientes más de lo que debes y duele. Haces lo que está en tus manos para alejarte, pero llega un día que nos acercamos más de lo debido y creemos que somos inmunes, pero no es así. Echar de menos a alguien significa implicarse demasiado, y no digo que sea nada malo. No echas de menos nada en concreto, es todo lo que has hecho con esa persona. Lugares, anécdotas, momentos, circunstancias… y sobretodo locuras, eso es lo que más suelo echar de menos. Lo intento, lo consigo, tropiezo, caigo, me levanto y vuelvo a caer… un ciclo que parece no terminar nunca. Es un ciclo que depende de nosotros, pero también depende de las circunstancias que envuelven ciertas situaciones.
Ando perdida, buscándome desde aquel día. Poco a poco vuelvo a encontrarme, paso a paso, poco a poco…sin prisa pero sin pausa. Pero llega un día en el que caes y que necesitas soltarlo todo, aunque los pensamientos no sean iguales…aunque los sentimientos ya no sean tan recíprocos. Sólo digo que has sido mi antes y mi después, marcaste dos etapas en mi vida. Desde entonces todo ha cambiado y no tengo queja porque puedo dar gracias por todo eso que tengo y porque cada día aprecias más lo que tienes por miedo a perderlo algún día. Que tú vida no dependa de si alguien llega o se va, haz de ella algo de lo que te puedas sentir orgulloso.