- No lo entiendes, no es exactamente…
- Te equivocas, sí que lo entiendo. Lo entiendo porque yo era igual que tú. Me daba pavor volver a sentir mariposas en el estómago por alguien distinto, porque, ¿y si salía mal de nuevo? Saliendo de una relación tan tortuosa como la nuestra, no podría haber pensado de otro modo, es normal, y también es tu caso.. Pero, ¿sabes qué? Que un día llega alguien y te toca con su alegría, su vitalidad, sus ganas de vivir. Te llena con su sonrisa y te contagia todo su entusiasmo. Te despierta y vuelves a vivir. Te renueva las ilusiones que creías perdidas, te recuerda que debes atender esos antiguos sueños que por miedo o por falta de decisión dejaste pasar. Te escucha, te intenta comprender. Te llena de amor, te entrega lo mejor de sí mismo sin pedir nada a cambio.. y sin quererlo, te cambia la vida. Vuelves a sentirte como un niño y dejas atrás el mido y las dudas porque algo en tu interior te dice que esta vez sí va a salir bien. Pero si no te abres a eso, si no permites a nadie entrar de nuevo en tu corazón, siempre te preguntarás qué hubiese pasado.
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