sábado, 11 de diciembre de 2010

el significado que trae el invierno...

No me permitía casi nunca pensar en él, e intentaba mostrarme estricta respecto a eso. Entre la pena y la nada, había decidido escoger la nada.  Pero había roto mis propias reglas. Me había acercado a los recuerdos, había ido a su encuentro, en vez de rehuirlo. Anoche, a última hora, cuando el agotamiento por la falta de sueño derribaba mis defensas, me preocupaba el hecho de que todo pareciera estar desvaneciéndose. De que mi mente fuera al final un colador, incapaz de recordar el tono exacto del color de sus ojos, la sensación de su piel ardiente o la textura de su voz. No podía pensar en todo esto, pero debía recordarlo. Bastaba con que creyera que él existía para que yo pudiera vivir. Podría soportar todo lo demás mientras supiera que él existía. Ésa era la razón y ése era el motivo de que me opusiera cuando sugerían cualquier cambio. Ahora ya no me importa, sabía que él nunca iba a regresar a este lugar…por más que me pesara

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