sábado, 5 de febrero de 2011

deja huella

Volví a hurgar un poco más en mi pasado, como cuando crees que lo que hay detrás ya no causará daño alguno.
Maldita capacidad de recordar con la que nos dotaron, que débiles e indefensos nos torna a veces.
Un día sientes que el miedo te invade y cierras ese baúl con todas tus fuerzas, y le echas mil llaves esperando ilusamente que ahí permanezcan los recuerdos, lejos de ser recordados.
Y ahora, me gustaría que estuvieras sentado a mi lado, riéndote y porqué no, llorando al ver todo lo que hemos sido, y de que manera la vida se ha encargado siempre de acercarnos.


Fuimos dos niños inexpertos que jugaban a quererse, y años mas tarde adolescentes que realmente empezaban a hacerlo.
Fuimos dos polos totalmente opuestos, y sufrimos las consecuencias. Fuimos cada grito de rabia que no dudamos en echarnos a la cara, cada lágrima provocada, cada reproche, cada noche en vela, cada instante de pánico, el miedo a perder, cada pregunta, cada torpe decisión, cada arrepentimiento.
Fuimos la cura y la enfermedad.
Pero esto no nos pudo nunca, y ahí estabas cada vez que miraba a mi lado y quizás sea eso lo que más valoro a día de hoy. Siempre volvías. Siempre estabas.
Llenamos tantos lugares de tantos nuevos comienzos, de tantas nuevas sonrisas, de tratar de empezar de cero. Luchamos tantas veces por permanecer juntos...


Fuimos cada estupidez que hicimos por el otro, cada risa en medio de la noche, cada canción que cantamos, cada desvarío, cada abrazo, cada guiño, cada promesa cumplida o fallida, cada confidencia, cada sorpresa, cada amanecer, cada oportunidad, cada cada uno de los años, que al fina y al cabo no han sido pocos.
Fuimos demasiado, y un día notas como se agotan las fuerzas, como el paso de los años se ha encargado de desgastar todo el amor que llegamos a sentir, y te sientes impotente, y te castigas por no haber sabido cuidar de unas de las cosas más importantes que me había encontrado a lo largo de mi vida.
Y aún así luchas haciéndole oídos sordos al resto del mundo, y sigues apostando la poca esperanza que te queda hasta que te encuentras a ti misma hundida en lágrimas en cualquier rincón y te das cuenta de que no dejas de pasar paginas a medias.
Nunca sirvió de nada dejar el pasado atrás porque siempre acabábamos tropezando más adelante. Nunca fuimos lo suficientemente valientes para dejar que nuestros caminos tomasen una dirección diferente. Nunca tuvimos el coraje de romper con todo lo que nos unía.
Hoy estás aquí, como si el tiempo no hubiese pasado. Tu mirada sigue confesándome los mismos secretos, y tu boca no ha cambiado. Te analizo.  Perdóname no saber hacerte feliz, siempre me dejé la piel en intentarlo y espero que en un futuro puedas verlo.
Sea cual sea el rumbo que tome tu camino, nunca te olvides que signifiqué para ti.


Nuestras vidas cambian, nosotros cambiamos, pero siempre habrá algo que nos recuerde que una vez lo fuimos todo en la vida de alguien, y por suerte eso no podrá cambiar nunca. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario