lunes, 3 de enero de 2011

No podía acabar de otra forma

He dejado de buscar más razones en mi, he dejado de buscarte y buscarnos en los rincones que pisamos, he dejado de intentar entender. No busco tus motivos, porque desgraciadamente creo conocerlos, siempre lo hice. Intento conocerme cada vez que me miro en el espejo, saber el porque de todo esto que me come poco a poco, que va desgastando lentamente más de mi.
No importa lo feliz que sea, ni que cada día afronte la vida con la mejor de mis sonrisas, vivir en el presente más que nunca, ni siquiera importa llegar a lo más alto, suspirar y sonreír cuando me dejo caer en la cama cada noche.
No me hundo, quizás tropiece siempre con tu misma piedra, pero no caigo, no me dejo caer. Me mantengo arriba, pero me hago débil cuando intuyo los motivos del temblor de mi barbilla junto con alguna que otra lágrima.
Nunca me conocí así, tan lejana de mi misma, tan desconocida, tan diferente.
Demasiado tiempo, demasiada impotencia, demasiadas deudas. Siempre demasiado, siempre un poco por encima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario